El monumento en homenaje a Steve Jobs en Rusia que fue levantado hace menos de dos años ha sido retirado, ya que Cook ha "confesado" su homosexualidad, y las leyes rusas prevén lo que ellos llaman "propaganda homosexual". Terrible.
En enero de 2013, se levantó en San Petersburgo (Rusia) un "monumento" en homenaje a Steve Jobs. Un iPhone gigante de 1.80 metros de altura en cuya pantalla se iban mostrando fotografías del antiguo CEO de Apple. Este homenaje vino tras una iniciativa de una fundación llamada "The Progress", que situaría un monumento a Jobs en la facultad de Tecnologías de la Información de la Universidad Nacional de San Petersburgo. Hoy, en noviembre de 2014, menos de dos años después de su inauguración, ha sido retirada por, quizás, el peor motivo posible, como informan en BFR.
Hace unos días, Tim Cook habló en público de su homosexualidad y de lo orgulloso que se siente de ser gay. Tristemente, esto ha provocado que el iPhone gigante en homenaje a Jobs haya sido retirado ya que en Rusia existe una ley contra la "propaganda homosexual", y alguien por algún motivo ha debido entender que este homenaje a Jobs lo era, tras las declaraciones de Cook hace unos días.
¿De dónde viene la homofobia en Rusia?
Rusia no es un buen país para la homosexualidad. Putin y su gobierno aprobaron la ley mencionada contra la "propaganda homosexual", así como la adopción de niños rusos por homosexuales extranjeros. En Rusia está permitido retirar la patria potestad a padres homosexuales, y se les pretende impedir la donación de sangre.
Según un estudio internacional reciente, Rusia es uno de los países con una peor tasa de aceptación de la homosexualidad en la sociedad, y uno de los "líderes" fuera de África en este ranking. El 74 % de los rusos cree que la homosexualidad no debe ser aceptada en la sociedad. Toda Europa occidental junto a países como Canadá, Argentina o Australia son los que tienen un mayor (y mejor) porcentaje de aceptación de la homosexualidad.
El legado de Pedro el Grande e Iván el Terrible todavía dura hoy, 300 años después. Algunos zares como Nicolás I continuaron con sus prohibiciones y duras medidas contra la homosexualidad. La llegada de la Revolución de 1917, el bolchevismo y los primeros años de la Unión Soviética dieron bastantes avances a los derechos de los homosexuales, de forma relativa. Se pasó de considerar la homosexualidad un crimen a una patología médica curable, y empezó a ser vista con ojos menos opresores.
Pedro el Grande, Iván el Terrible, Nicolás I, el zarismo, Stalin, la URSS, Putin, la Iglesia Ortodoxa. Un legado complicado de superar.
En 1933, con un decreto de Stalin que asociaba la homosexualidad al avance nacional-socialista, estos pequeños avances se rompían. En 1934 se retrocedió de forma definitiva, volviendo a criminalizar la homosexualidad en Rusia. Incluso en campos de trabajo y prisiones se creó una jerarquía entre prisioneros que dejó a los homosexuales automáticamente en el escalón más bajo, sometidos a violaciones y vejaciones.
Hasta 1993 no se volvió a descriminalizar la homosexualidad. Cuesta escribir que ser gay en Rusia es legal desde hace sólo veinte años, y no hay más derechos para el gay más allá de ser legal su preferencia sexual. Actualmente se lucha desde una minoría muy pequeña para lograr nuevos avances. Se realizan marchas del orgullo gay anualmente que suelen acabar con duras agresiones hacia quienes se atreven a dar la cara. La influencia de la Iglesia Ortodoxa unida a los intereses políticos y a todo este legado histórico que no se rompe hacen que sea todavía hoy bastante complicado ser homosexual en Rusia.
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