Un reciente estudio muestra que la comida rica en grasas nos afecta mucho más rápidamente de lo que pensábamos. La reacción del músculo y el metabolismo es mucho más agresiva y perniciosa de lo que nos atrevíamos a imaginar.
Nadie duda que la comida rica en grasas es mala. Es decir, todos estamos al tanto de que la comida basura puede alterar nuestra figura, nuestra salud o hasta nuestro estado de ánimo. Pero comer este tipo de cosas de vez en cuando no te va a hacer (demasiado) daño, ¿verdad? Pues no estés tan seguro. Por primera vez en la historia de la medicina un equipo ha descubierto que comer comida rica en grasas durante 5 días seguidos son suficientes para que tus músculos lo noten. Esto podría provocar consecuencias negativas en tu cuerpo más rápidamente de lo que considerábamos. El estudio, aunque pequeño, muestra la capacidad de adquirir cierta resistencia a la insulina ante dietas ricas en grasa administradas en un corto periodo de tiempo.
¿Cómo nos afecta la comida rica en grasas?
El funcionamiento del cuerpo es muy complejo. La nutrición y el desarrollo fisiológico actúan con una coordinación y precisión increíbles. Los factores son tantos que su estudio es muy difícil. Por ello mismo este es el primer estudio capaz de prever lo que le ocurre a nuestros músculos tras solo 5 días de ingesta de comida rica en grasas. Para estudiarlo se empleó la colaboración de estudiantes de hábitos saludables a los que se la varió la dieta incrementándole la cantidad de comida rica en grasas que ingerían. Los resultados no se hicieron esperar: sus músculos comenzaron a reaccionar a la ingesta de grasa metabolizando (consumiendo) menos azúcares. Esto se asocia a una mayor resistencia a la insulina, lo que puede terminar derivando en problemas graves de metabolismo como son una diabetes o la obesidad. Para detectarlo se midió la actividad de los músculos, Con solo cinco días los músculos presentaron resistencia a la insulina y acumulación de azúcares
que son la parte que más glucosa, azúcares, consume de nuestro cuerpo para obtener energía.
La grasa es mucho más energética pero es más "lenta" de metabolizar. Para obtener energía rápidamente, el músculo usa glucosa como "combustible". En el caso de disponer de demasiada grasa, según el resultado, el músculo deja de consumir glucosa y desarrolla cierta resistencia a la insulina, hormona que controla la disponibilidad de glucosa en sangre. Este desajuste puede provocar una sobreacumulación de azúca (que termina convirtiéndose en glucógeno) el desarrollo de enfermedades como la diabetes y obseidad, entre otras cosas. Y la respuesta se desencadena en solo 5 días. Para ello, los voluntarios comenzaron a consumir un 55% de grasas cuando, normalmente, nuestra dieta no suele contener más del 30%. La comida basura, para que os hagáis una idea, puede llegar a contar hasta con un 80% de grasas aunque normalmente suele rondar en torno al 66%.
Comer sano es muy importante
Parece una obviedad, pero es algo que merece la pena recalcar. Con este estudio lo que se pone de manifiesto es que descuidar la alimentación nos afecta mucho más rápidamente de lo que nos esperábamos. Con desatender la dieta unos pocos días o tomarnos una semana de caprichos puede ser perjudicial y acelerar procesos metabólicos perniciosos. Además, dificultará la pérdida de peso y decelerará cualquier proceso de dieta que tuviésemos antes. Para evitarlo, como máximo, podemos darnos el capricho de comer comida rica en grasas durante un par de días y no más. Otra opción es revisar la dieta para reducir su contenido total en grasas por debajo del 50%. Pero tranquilos. Cinco días es muy poco tiempo para variar el peso. Así o mostró el estudio; aunque la situación sí se vuelve apropiada para ganar peso, lo hará con algo más de tiempo y no de forma inmediata.
Un punto importante, antes de echarse las manos a la cabeza: hay que tener en cuenta que el estudio ha empleado una muestra pequeña, por lo que por ahora sirve para orientar la investigación y continuar con ella. Es un poco pronto para tomar decisiones drásticas a nivel nutricional y médico. Eso sí, los resultados podrían dar más pistas sobre cómo diseñar un cuadro de buena alimentación así cómo ayudar a prevenir enfermedades derivadas de una mala nutrición. ¿Cuál es el siguiente paso? Ampliar el estudio, con más voluntarios y pacientes, confirmar los resultados y, más adelante, buscar el mecanismo exacto y sus razones de ser. Pero, si te preguntar en cómo te afecta a ti este hallazgo, te aconsejaré que la próxima vez que vayas a comerte ese delicioso postre que tanto te gusta, o te estés preparando un sandwich lleno de salsas y quesos cremosos, te lo pienses un par de veces. Todos podemos tomarnos un capricho de vez en cuando. Lo malo es cuando lo hacemos todos los días.
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