Las enormes pantallas táctiles que vemos en los prototipos que presentan las marcas en cada Salón del Automóvil ya están llegando a los modelos de calle. ¿Dónde está el limite en el tamaño para que sean útiles y no un problema a la hora de circular?
Complejos sistemas multimedia, control por voz, sincronización entre nuestro smartphone y un gran número de funciones del vehículo como nunca antes lo habíamos visto, conexión a Internet para tener información en tiempo real sobre el estado del tráfico, obras… Los vehículos están adoptando funciones más diversas, y en algunos casos inimaginables hace tan solo un par de años, y por esa razón los fabricantes están teniendo que instalar enormes pantallas táctiles en sus vehículos para poder hacer sencillo el control de tantos sistemas.
El mundo del motor camina de la mano con el mundo de la tecnología, lo que hace uno debe realizarlo el otro y valga un ejemplo: si damos un vistazo a los smartphones tenemos cada vez pantallas más grandes, y en los automóviles está sucediendo lo mismo. Hace tan solo tres o cuatro años las pantallas en los salpicaderos de los coches estaban destinadas a mostrar la información del navegador GPS del vehículo, además, era un “extra” muy costoso, que podía alcanzar los 3.000 euros en alguna marca Premium (las generalistas incluso ni lo ofrecían como opción).
Vehículos como el Fisker Karma y el Tesla Model S cuentan con pantallas de 10,2 y 17 pulgadas respectivamente.
Ahora mismo es raro el nuevo vehículo que presenta una marca que no incorpora una pantalla en el salpicadero totalmente de serie simplemente para mostrar la información de los ajustes del coche (encendido de luces, control del sistema multimedia, configuración de parámetros del coche como el cierre centralizado, el mantenimiento programado y cada vez más…). Los fabricantes Premium están optando por ofrecer de serie una pantalla de siete u ocho pulgadas para el control de las funciones básicas, pero ofertan como extra pantallas de 10,11 e incluso 12 pulgadas en un formato superpanorámico.
En este furor por añadir una pantalla más grande que la que tu competidor más directo ha instalado en su gama de vehículos están olvidándose de que hay que manejarlas mientras conducimos un automóvil, y para algunas funciones, el mando tradicional es mucho más rápido e intuitivo. Por ejemplo, algunos fabricantes han optado por eliminar directamente la gran parte de los botones que eran clásicos, como los del climatizador, lo que hace un poco más complicada la tarea de tener el vehículo a la temperatura que queramos.
Los futuros sistemas multimedia están pensados para funcionar en enormes pantallas táctiles para que veamos de una forma muy clara los botones, y estos deben ser grandes para que podamos tener un margen de error a la hora de pulsarlo, recordad que hay que hacerlo mientras conducimos. Aquí entra en juego la tecnología háptica.
Hay una cosa muy clara, el mercado habla, y lo ha hecho de una manera muy determinante: las pantallas de 7 pulgadas son el nuevo estándar en los salpicaderos de los coches porque la información hay que presentarla de una manera atractiva. Ya no valen las pantallas monocromáticas de dos líneas, ahora necesitamos millones de colores y resoluciones casi retina para notar que estamos ante un coche moderno. ¿Dónde estará el límite?
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