En un laboratorio donde se escuchan y se ven cosas extrañas hasta el más duro de los científicos puede sentirse aterrorizado. Esta es una historia de fantasmas que le ocurrió de verdad a un ingeniero. Y también de todo lo que hay detrás.
En el laboratorio comenzaba a crecer una sensación bastante incómoda. Los investigadores veían cosas extrañas, oían ruidos apagados y se sentían un tanto inquietos, como si alguien los observase. Los técnicos ya comenzaban a contar sus propias historias de fantasmas, habían visto algo raro paseando por el laboratorio. Hablamos de una historia real.
Los compañeros de Vic Tandy, científicos también, ya no sabían que pensar. Todos habían sentido sudores fríos o habían escuchado ruidos difícilmente explicables. El propio Tandy no había dudado en atribuir estos sucesos extraños a ruidos de animales o del asentamiento del edificio. La sensación de tristeza se apoderaba de uno cuando entraba en el laboratorio y los cuchicheos comenzaban a recorrer todo La gente no quería trabajar allí porque era un secreto a voces que en aquel laboratorio había fantasmas.
el edificio. La gente no quería trabajar allí porque era un secreto a voces que aquel laboratorio estaba maldito, embrujado, tenía fantasmas.
Lo que más le sorprendía al ingeniero Tandy es que sus compañeros hubieran caído en las historias de fantasmas. "¡Todo tiene su explicación científica!" pensaba; así que aunque el también se había sentido incómodo en el laboratorio, a pesar de que él también había oído ruidos de pasos amortiguados siguió allí trabajando como si nada. Una noche, trabajando a solas, lo vio. Una figura en el rabillo del ojo, como si alguien que estuviera mirándole fijamente a solo un par de pasos se moviera suavemente, definitivamente como una persona. Se giró rápidamente para toparse de frente con... nada. Allí no había nadie. Pero estaba seguro de su instinto, así que aterrorizado se fue a casa. "Esto no es posible, y sin embargo ¡lo he visto!".
Fantasmas de laboratorio
Una vez pasado el susto, algo después, Tandy volvía con su florete al laboratorio. Iba a participar en una competición de esgrima esa misma tarde. Así que cuando ya estaba anocheciendo y se preparaba para marcharse, dejó el florete encima de la mesa. Al volverse un escalofrío le recorrió de golpe la espalda. El estómago se le encogió y se quedó muy quieto. El florete se estaba moviendo solo, no había duda, lo estaba viendo con sus propios ojos. De pronto una idea pasó por su mente. Si el florete se agitaba necesitaba energía para hacerlo, es una cuestión básica de la física que tan bien conocía. Dejando el florete agitarse suavemente en la mesa fue a por un par de aparatos rápidamente y a por una hoja de papel. Cuando volvió el florete seguía danzando muy suavemente.
La energía que movía la hoja del florete debía provenir de algún sitio
Cogió el florete y se dispuso a hacer un rudimentario experimento con el florete. La energía que lo movía debía provenir de algún sitio, así que comprobando las oscilaciones del arma y haciendo algunos cálculos se topó con que los picos de oscilación venían precisamente del centro del laboratorio, donde se situaba su escritorio. Con el ceño fruncido midió un par más de cosas, realizó otro cálculo rápido más y se percató de que la energía provenía de las ondas sonoras en una frecuencia de 19Hz. "¡Infrasonidos!" pensó.
Pero, si los infrasonidos habían creado un "fantasma" capaz de mover el florete ¿y si también habían creado todas las otras historias de fantasmas del laboratorio? Así que estos espectros de laboratorio, de pronto, habían entrado en el campo de batalla de Tandy, un terreno que él conocía muy bien. Lo primero que hizo fue encontrar la fuente de los infrasonidos: un ventilador ligeramente desviado que producía ciertas vibraciones (una onda estática). Una vez corregida la posición del ventilador los infrasonidos desaparecieron. Tardó solo un par de días, pero de pronto el laboratorio parecía un lugar mucho más seguro. Los fantasmas se habían ido y Tandy iba por muy buen camino.
Usando la ciencia para cazar fantasmas
Este solo fue el comienzo para estudiar lo que los infrasonidos son capaces de provocar en la mente humana. Junto a Lawrence, Tandy se dispuso a investigar sus hallazgos en torno a los 19Hz y publicó sus resultados un par de años después. En la investigación relacionaba las fuentes de estos sonidos con la "percepción" de fantasmas, oídos extraños o incluso visiones. También con la capacidad de sentirse observados o incluso la sensación de tristeza y melancolía, ingredientes casi perfectos para una buena historia de fantasmas. Pero todavía quedaba mucho trabajo que hacer.
En el 2000, Tandy estudió un famoso caso de casa encantada. "El Sótano", un lugar situado en el centro turístico de Coventry, Inglaterra, es una vieja bodega medieval con bóvedas de arco de medio punto del siglo XIV, cubierta de polvo, oscura a pesar de sus viejas bombillas y llena de extraños rincones. Un lugar donde no llega el sonido de la calle y el silencio pesa más de lo que debería. Este sitio ha sido el escenario de más de varias historias de fantasmas. De hecho, los trabajadores del centro turístico tienen miedo de acercare a pesar de que es parte de una atracción turística. Tandy, sin embargo, se dispuso cómodamente con sus aparatos en mitad del sótano a pesar de su creciente sensación de inquietud.
Tiempo después publicaba un nuevo estudio. De nuevo había cazado a los fantasmas, "El Sótano" estaba encantado por frecuencias de infrasonidos de 18.9 y 19Hz, unas cifras consistentes con sus hallazgos anteriores. Sus trabajos, a pesar de que Tandy murió en 2005, han inspirado a muchos otros investigadores. Aunque desconocemos la manera exacta en la que los infrasonidos nos afectan, varias investigaciones muestran desde tiempo atrás que éstos pueden provocarnos diversos efectos, incluyendo ilusiones visuales o auditivas.
El mundo misterioso de ahí afuera
Los resultados de Tandy abren mil puertas a nuevas investigaciones. Algunos trabajos están centrando sus esfuerzos en relacionar los lugares encantados o sagrados están relacionados de alguna manera con los infrasonidos. Así, en 2013 se presentaba un original trabajo que incitaba a los científicos a analizar los lugares arqueológicos relacionados con el apartado más místico desde un punto de vista distinto. Estos sitios, al igual que las casas encantadas, han sido siempre fuente de historias de fantasmas, visiones y algo mucho más profundo. ¿Duendes, apariciones, espectros?... este mundo está lleno de misterios.
Todavía no sabemos con certeza cómo es lo que hay más allá de nuestro sistema solar. Ni tan siquiera conocemos lo que ronda por el fondo de nuestros océanos. Tampoco entendemos muchos fenómenos que todavía nos parecen mágicos. Soy una persona que ama profundamente las historias de fantasmas. Son una manifestación del espíritu y la superstición humana, un matiz con muchísimo valor pero que hay que tomar con cuidado. Nuestra realidad está llena de misterios ya de por sí, no hace falta buscar más, tan solo disfrutar de los que tenemos. Y da igual que seas un escéptico, como yo, o alguien completamente crédulo, el punto de vista es distinto, pero los fantasmas seguirán estando ahí fuera.
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